El objeto de la obra espirita es explicar, de forma amena y clarificadora, la capacidad del alma humana de conocer y superar su propio karma: Todo el mundo admite hoy la reencarnación, porque no es más que una convicción de la inmortalidad.

¿Qué sucede después de la muerte? ¿Nos espera una nueva existencia y reencarnación? ¿Qué pruebas tenemos de ello? ¿Cómo podemos recordar vidas pasadas? 

 La reencarnación es la ley de ls justicia divina, quien la niega, niega a Dios y a su infiito poder y no reconoce la Luz del Sendero, para todos los que buscan la evolución es un hecho y que el método de la evolución es la constante sumersión en la materia bajo la ley de ajuste, de acomodamiento.

 

Es lógico que si el alma humana es una fase de la vida del espíritu, sobrevive al cuerpo y por tanto debe de preexistirle; con lo que queda resuelto el problema de la reencarnación, que no es más que el progreso del espíritu en todas sus formas. El presente post da respuesta a éstas y a muchas otras preguntas que han preocupado a los seres humanos desde los albores de la humanidad. La reencarnación es una evidencia para hindúes, tibetanos y, en general, para todas las culturas budistas, que consideran que el alma está sujeta a una larga serie de renacimientos -según la ley del karma- hasta que alcanza la purificación y se reintegra a la totalidad.

El objeto de la obra espirita es explicar, de forma amena y clarificadora, la capacidad del alma humana de conocer y superar su propio karma, hasta llegar a un estado de perfección que es el destino de todos los seres humanos.

Para recordar las vidas pasadas se debe hacer que el cerebro de la personalidad sea un espejo en el que se puedan reflejar los recuerdos del alma, el tiempo, el sexo, el credo, el color, la casta. Mientras nos veamos envueltos en nuestros nimios pensamientos de nacionalismo, en nuestras mezquinas creencias de credos, mantendremos levantadas las barreras que existen entre lo superior entre nosotros y lo inferior. Debe alcanzarse una gran amplitud intelectual de miras, una gran simpátia " sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color " antes de que brillen como a través de las nubes, los relámpagos de la "veradera conciencia" de nuestra almas. Nada hay más rápido que descubrir nuestra inmortalidad fuera del tiempo, que descubrir cuál es nuestra labor, nuestro trabajo en el tiempo.

"Que el hombre halle este trabajo por causa del cual el sacrificio y la inmolación es la alegría más duce, y verá cómo lentamente desciende la conciencia más amplia del alma al cerebro de la personalidad, y con este descenso empieza el recuerdo de las vidas pasadas.