La mediumnidad es un atributo de la mente. Es una facultad que se asocia a los componentes de la mente y que le permite al espíritu encarnado percibir las vibraciones que constituyen el lenguaje de los espíritus. 

Hay que aclarar que durante la encarnación la mente envuelve al espíritu de tal forma que lo aísla poderosamente de su propia realidad espiritual, para sumergirlo casi completamente en la vida corporal. Por eso el espíritu no solo no recuerda nada de su pasado espiritual sino que tampoco es capaz de conectarse fácilmente con otros espíritus no encarnados. Solo apoyado en su mediumnidad el espíritu encarnado puede lograr un contacto directo con esa otra realidad de existencia. La vibración de los espíritus, que es el resultado de la interacción de sus atributos Amor, Inteligencia y Libertad, está por encima del nivel vibracional de la dimensión material, lo que hace que espíritu y materia existan en dimensiones distintas.

La mente es la única estructura conocida que es capaz de percibir e interpretar las vibraciones espirituales para el espíritu encarnado. Esa interpretación la hace la mente en el lenguaje de comunicación natural del espíritu encarnado gracias a la capacidad intrínseca de las partículas que la componen, de interpretar las vibraciones de origen espiritual y de aquellas cuyo origen yace en la dimensión material, habida cuenta de su experiencia en muchas encarnaciones pasadas que las dotó de dicha habilidad . Así las vibraciones espirituales captadas por la mente pueden ser interpretadas como imágenes visuales, lo que define la mediumnidad vidente; o puede hacerla en forma de sonidos, lo que define la mediumnidad oyente. La mente también puede captar las vibraciones espirituales en forma de intuiciones, lo que define la mediumnidad intuitiva o incluso en forma de escritura o dibujos hechos por el médium basado en su percepción, lo que define la mediumnidad escribiente. La mediumnidad no es un privilegio de algunos, es una facultad inherente a los espíritus encarnados pero ciertamente no todos poseen dicha facultad en el mismo grado de desarrollo. 

 

Todo parece indicar que la capacidad mediumnímica de la mente se relaciona con el tipo específico de partículas espirituales que la componen, las cuales pueden poseer mayor o menor capacidad para percibir e interpretar las vibraciones de orden espiritual. Existe, pues la vida, existimos nosotros, exponentes de la eternidad, que somos inmortales y que seguimos impertérritos aquella inscripción del dolmen druídico de Allan Kardec: " Nacer, morir, renacer de nuevo y progresar sin fin. Tal es la Ley"